ISABEL II DE INGLATERRA, MI REINA FAVORITA
Corría el año 1992 cuando Isabel II de Inglaterra se ganó mi corazón (empáticamente) calificando ese año como “annus horribilis” y dando un discurso en el que se notó que hasta pedía cierta compasión.
Menudo año el que tuvo Isabel II de Inglaterra.
Primero, en marzo, el príncipe Andrés y Sarah Ferguson hicieron oficial su separación, después la princesa Ana confirmó su divorcio del Capitán Mark Phillips y en Junio, se publicó el libro “Diana: Her True History”, donde se revelaban los detalles de la infidelidad de Carlos, también los de Diana y se hacían públicos muchos de los problemas familiares. Todo ello adornado de la transcripción de las llamadas telefónicas entre Carlos y Camila Bowles.
Pero no todo terminó ahí, ese mismo año también se incendió el Castillo de Winsor. ¿Algo más podía ocurrir?
Pues sí, a raíz de la debilidad de la Familia Real Inglesa y del malestar popular, la Casa Real de Inglaterra tuvo que empezar a pagar impuestos por sus ingresos a partir de 1993. Pero no sólo eso, con objeto de conseguir ingresos para la reparación del Castillo de Winsor, la Casa Real también tuvo que abrir al público el Palacio de Buckingham. Vamos, remate tras remate y después, otro remate.
Por desgracia para los apicultores de Euskadi, esta campaña apícola también ha sido horrible. Mala no, peor.
Peor porque ha concatenado un segundo año de producciones desastrosas. Si la campaña anterior fue muy mala, esta, ha sido un desastre total, peor, horrible.
Y no se trata de aburrir al resto de productores y elaboradores con los detalles porque también han tenido sus propios problemas (la campaña vitícola de txakoli productivamente ha sido muy mala, los ganaderos han tenido su remate final con la dermatosis nodular contagiosa, los horticultores ven cómo se abren las puertas a productos externos a la Unión Europea con requisitos productivos mucho más laxos y porqué no, a la cerveza producida en Burgos, Eroski le pone la ikurriña y aquí no pasa nada).
Pero sí que se puede afirmar una cosa, este año 2025, para la apicultura ha sido un año horrible, de verdad.
¿Y el remate del remate?
Que nosotros y nosotras, vascos y vascas (ya veis que voy mejorando gracias a Lorea), desde el 18 de julio de 2025 nos hemos dotado de un Decreto de ordenación de la apicultura en Euskadi, cuyo cumplimiento obliga a hacer desaparecer al 80 % de los asentamientos apícolas de Bizkaia y de Gipuzkoa, ya que establece una distancia de seguridad respecto a viviendas aisladas imposible de cumplir.
Sin más, así de crudo y de Real, perdón…. real.
Con minúscula, como minúsculo va a ser nuestro sector apícola.
Iñigo Bilbao.
Coordinador de ENBA-BIZKAIA
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